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Reconozco en la obra de Valeria un valor singular, que es el de permitirme volver a pensar en una disciplina tan noble desde perspectivas descentradas, habilitando otros modos de ser del dibujo, que lo emancipan de los roles minorizados a los que ha sido relegado durante siglos de historia del arte occidental.

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¡Podés escuchar la nota acá!

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© Valeria Conte Mac Donell – Conquista de lo inútil (2011) Foto: Santiago Gaudio

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Desde que estudié artes plásticas en el INSA -hoy IUPA-, encontré placer en todas las disciplinas que formaron parte de mi carrera. Esto, hizo difícil elegir una cuando llegó el momento de hacerlo; podría haber elegido cualquiera, y finalmente, hice escultura. Sin embargo, una que no estaba en el menú es la que siempre disfruté más: el dibujo. Esto, que en ese momento no estaba muy claro, fue marcando un rumbo en mi carrera con emergencias y descubrimientos que hoy veo como episodios que trazaron un recorrido.

El dibujo tenía esa particularidad de no ser una disciplina elegible, pero aun así, era considerada muy importante en el decir de les docentes, y algo que se hacía explícito en el plan de estudios; de hecho, tuvimos dibujo en todos los años de nuestro cursado. Algunos conflictos en torno a la disciplina estaban siempre flotando. Por ejemplo, la pregunta por los límites: ¿cuándo un dibujo deja de serlo y pasa a ser otra cosa? Una pintura, por ejemplo.

Este interés me llevó a sostener el dibujo como una práctica que nunca abandoné, al menos en mi quehacer cotidiano, donde se ha constituido como una forma de pensamiento en acto. También, el mismo interés me ha hecho leer e investigar sobre dibujo y seguir preguntándome sobre sus límites, su definición, su especificidad, e indagar sobre todo en las causas de su emergencia: ¿por qué desde hace unas décadas ha dejado de ser un medio para proyectar y bocetar para, en cambio, ocupar un lugar central en el campo del arte?

En este trayecto, me encontré hace varios años con la obra de la artista Valeria Conte Mac Donell, que en su producción aborda el dibujo de modos que expanden sus límites tradicionales.

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Valeria

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Valeria dibuja con lápiz sobre papel, pero también dibuja en el espacio. En este caso, lo hace con filamentos, es decir, con líneas que se emancipan del plano bidimensional. Según cuenta, su forma de producir está ligada al proceso manual, su forma de pensamiento visual se produce con herramientas en las manos: En este caso, un alambre y una pinza. Lo que tradicionalmente se considera como un proceso de boceto, el dibujo en lápiz sobre papel para pensar y crear, se desplaza en esta artista al espacio tridimensional.

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© Valeria Conte Mac Donell Foto: Santiago Gaudio

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Las obras elaboradas por Valeria, desde esta práctica del dibujo tridimensional, no solo fueron adquiriendo dimensiones monumentales, sino que además, se exiliaron del interior de las salas de las galerías y museos para, en cambio, habitar espacios abiertos en los alrededores de San Martín de los Andes, la ciudad en la que reside desde hace años. Algunas de sus piezas resultan hoy ineludibles para entender las apuestas poéticas que enhebran su producción. Una de ellas es Conquista de lo inútil (2011), realizada en una zona rural próxima al lago Lolog, entre San Martín de los Andes y Junín de los Andes. Esta instalación es un dibujo tridimensional que la artista realizó en un terreno que había adquirido con su pareja. Según narra, la casa era un proyecto futuro que, a través de la obra, pudo ser visible y palpable cuando aún no podía concretarse. La pieza es una representación a escala real de la casa proyectada. Los materiales elegidos fueron hierros para la estructura y alambre para el tejido de las paredes. Pero esta estructura lineal adquiría una materialidad singular cuando Valeria la regaba por las noches, permitiendo cristalizar las paredes:

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Tejo con hielo las paredes de mi casa.
La riego por las noches.
Cuando sale el sol, la veo derretirse y desaparecer.

© Valeria Conte Mac Donell – Conquista de lo inútil (2011) Foto: Santiago Gaudio

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La casa de hielo, como se la conocía en los alrededores, era visitada durante el día, cuando el hielo aún no se había descongelado. La convocatoria para visitarla era realizada por las redes y medios de comunicación, y la premisa era llegar antes de la una del mediodía. Durante los meses que duró, la propuesta tuvo esta vida cíclica que se torna retórica, describiendo la evanescencia de un proyecto que aún permanece en estado de latencia.

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El frío va a pasar, es otra intervención realizada en el mismo sitio, próximo al lago Lolog, en el invierno de 2013. Para esta época, la casa ya estaba construida y habitada por la familia de la artista, pero el frío se manifestaba implacable. En esta obra, la artista usó como soporte el terreno, blanco por la capa de nieve del invierno cordillerano. Valeria dibujó con alambres un grupo de muebles a escala real:

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Dibujo con alambre el interior de mi casa.
Está nevando.
Aparece mi cama, la escalera, la biblioteca, la salamandra prendida, una mesa…

Estoy en casa.
Me arrimo a la estufa para calentar mis manos.
El frío va a pasar.

© Valeria Conte Mac Donell – El frío va a pasar (2013) Foto: Santiago Gaudio
© Valeria Conte Mac Donell – El frío va a pasar (2013) Foto: Santiago Gaudio

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El dibujo aparece en esta obra sumamente etéreo. Los finos alambres contrastan como trazos sobre la nieve, delineando los esqueletos de los muebles figurados.

Por último, en la obra Que el cielo sea el fondo (2015), la artista no solo presenta un dibujo en el espacio, sino que además involucra su cuerpo en una acción performática. Dos postes de hierro tensan cables de acero que sostienen el dibujo a realizar. Valeria subía a dibujar con alambres en esta estructura, observada por el público ocasional que se acercaba al lugar.

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© Valeria Conte Mac Donell – Que el cielo sea el fondo (2015) Foto: Santiago Gaudio

Quiero que un dibujo me soporte.
Suspendida en mi dibujo despliego líneas en el aire.

© Valeria Conte Mac Donell – Que el cielo sea el fondo (2015) Foto: Santiago Gaudio

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El entramado de líneas se enmaraña en dibujos abstractos y móviles, sobre todo eso, mutables. El dibujo performático se despliega así como una acción, como un proceso, lo cual nos permite vincularlo con las prácticas gráficas más cotidianas, donde dibujar, borrar y volver a dibujar son acciones que se suceden de forma dinámica, dejando siempre el dibujo como un proceso abierto, inconcluso, eventual. En otras palabras, se manifiesta como un acontecimiento.

En otras producciones, la artista ha realizado intervenciones en espacios interiores, obras performáticas y otras transdisciplinares. Pero, las experiencias referidas aquí tienen en común que han sido desarrolladas en una zona periférica de la ciudad de San Martín de los Andes, alejada de los centros urbanos. Así, el público se ha visto implicado en una experiencia que requiere desplazamientos y produce situaciones de convivencia y encuentro. El dibujo aparece expandido en estas propuestas, donde los límites disciplinares resultan transgredidos.

¿Pero qué es entonces el dibujo? Esta pregunta resulta estéril en el presente, ya que los desplazamientos e hibridaciones del arte contemporáneo habilitan exploraciones productivas que no requieren encasillamientos rigurosos. Pero sí me parece interesante destacar el modo en que Valeria potencia aspectos vertebrales del dibujo: su capacidad de proyectar futuros posibles, prefigurar universos, y la posibilidad de mantener el pensamiento activo, de transformar el universo imaginable con ductilidad, habilitando así la posibilidad de pensar en el futuro como una realidad que se puede dibujar y redibujar.

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© Valeria Conte Mac Donell – Conquista de lo inútil (2011) Foto: Santiago Gaudio

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Datos de las obras

  • Conquista de lo Inútil

​5000 mts de tanza transparente tejida en vertical sobre hierros de construcción. Regada y congelada.
Lugar de emplazamiento: Terreno familiar de 2500 mts.

Villa Quilquihe, Neuquén, Argentina.
Invierno del 2011.

​Crédito fotográfico: Santiago Gaudio.
Producción: Tomás Campbell.

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  • Que el cielo sea el fondo

Dibujo-acción. 
60 kg de alambrón.
100 kg de alambre de atar.
8 mts de altura. 25 mts de largo. 4 mts de profundidad.

Villa Quilquihue, Lago Lolog. Junín de Los Andes.
Asistente de producción: Tomás Campbell y Yago Gazali.
Asistente en ideas: Caco Fernández.
Colaboradores: Marta Caorsi, Clint Rickards, Wolf Herold.

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  • El frío va a pasar

Intervención de alambre y tanza.

80 mts cuadrados. 

Villa Quilquihue, Lago Lolog, Junín de los Andes. Neuquén.
Invierno 2013.

Crédito audiovisual: Paola Sferco y Santiago Gaudio.
Asistente de producción: Tomás Campbell, Horacio Occhi y Mauro Rojas.

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Página de la artista, Valeria Conte Mac Donell: www.valiconte.com

Las opiniones y comentarios desarrollados en esta publicación responden a la subjetividad de lxs autorxs que participan.

La línea emancipada: sobre la expansión del dibujo en la obra de Valeria Conte Mac Donell

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