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Hablo verborragicamente para que no te des cuenta que tranquilamente podría saltar encima tuyo sin mediar palabras.
Te reís y todo se pone más complicado y sin decir, mi cuerpo dice que ojalá te quedaras hasta que los ojos se nos partan de rojo.
Temario random.
La única manera de no sembrar sospechas.
Hago la pregunta equivocada y el aire se apuñala con mis palabras y la sangre te tiñe de silencio.
Tu incomodidad, repentina e inesperada no me asombra.
Mi hobbie es arruinar momentos, por eso no me asombra.
Todo es ruina.
Tu lata de birra queda arriba de la mesa que improvisé para los dos.
Y como a la cenicienta, mi ilusión se convierte en un zapallo triste y desabrido.
“Me tengo que ir”. Lo sé.
“Tengo que comprar algo”. Nadie compra nada a las once de la noche.
“Mañana hablamos” Mentira, mañana no vamos a hablar.
No me queda otra que aceptar con una sonrisa.
Acá no pasó nada de nada.
Y cuando te vas miento una ida al quiosco para poder acompañarte afuera y hacer que todo dure un poco más.
Aunque sea poco.
O nada.
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Tato Cayon – IG @tatocayon