Crónica parida

Por: Delfina Filloy

José se despertó de golpe. El despertador estaba programado para mucho más tarde y el sueño profundo de ese cuerpo robusto de un metro ochenta, que acostumbraba a roncar a los siete vientos, se interrumpió como nunca. A su lado, Mariela no dejaba de gritar.

El intermediario

Por: Hernan Casciari

Hay dos clases de miserables que te tocan el timbre antes de las nueve: los vendedores y los cobradores. Solo se diferencian en que los cobradores no sonríen cuando les abrís.

Cuarentena día 1

Por: Hernán Barreto

Una de la mañana me escribe mi psicólogo por privado de Instagram. No era tan raro salvo por la hora. Nos tenemos en redes, no sé si por alguna investigación profesional o solo porque le gustan mis fotos.

Bajemos

Por: Fernanda Marino

Es difícil que las cosas salgan bien. Disculpe si me pongo reiterativa, pero es algo que me preocupa mucho: la dificultad para que las cosas salgan bien.

Las siestas de Giménez

Por: Santiago Pedraza

El viejo Giménez tenía un trastorno del sueño bastante particular. Muchas veces se despertaba de dormir la siesta totalmente desorientado, como sintiendo que era otra persona hasta que se daba cuenta que efectivamente lo era.

El Carpacóptero

Por: Germán Franco

Hace algunos años el inventor y electricista Henry Jesús Navarrete Pruost desarrolló un proyecto revolucionario que no llegó a producirse en serie solo por esos caprichos del destino.

El tiempo justo del agua

Por: Valeria Di Toto

Me levanto, intento dar unos pasos por la habitación y no puedo, algo hace que no pueda. El silencio absoluto de la madrugada me incomoda, pero me quedo. A una determinada edad una sabe que esto puede pasar, pero cuando pasa…

Mi viejo y Antoine de Saint Exupéry

Por: Fermín Filloy

Hay una cierta rigurosidad que caracteriza a quienes trabajan en la ciencia o en disciplinas técnicas. La matemática, la aviación, la ingeniería, por ejemplo, no permiten los viajes de la imaginación y deben abocarse inevitablemente a sus postulados históricos para funcionar y que, por supuesto, el mundo funcione.

Arena

Por: Federico Naguil

Hoy soñé que caminaba en un país que no era el mío y, sin quererlo, en esa ciudad del desierto, me aproximé a un tumulto en una esquina de edificios y baldíos.