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El dolor de mujer es tan poderoso,
sentir que duele mas que otros dolores.
El dolor de mujeres es cruel y punzante,
es injusto y es pesado,
es personal y es colectivo.
Creamos redes de dolores,
luchas de dolores,
derechos de dolores,
tramas, abrazos y amores de dolores.
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¿Por qué del dolor sale tanto arte?
Tal vez porque nos enseñaron a no comunicar el dolor
y en el arte se encuentra otra salida
fuera de la palabra.
Poder decir sin tener que decir lo que duele,
poder decirlo de otra forma,
o solo decirlo con el hecho de crear.
A veces parece que cuando se termina la obra, de alguna forma,
un poco del dolor se fue con ella
y ya no hace falta cargarlo todo solas.
Sino que la obra es tan amable,
que nos ofrece todo de ella
para que no carguemos la totalidad de nuestro dolor.
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Vivir en un lugar de la historia en el que duele ser mujer.
¿Algún día no dolió?
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Hay obras y artistas que marcaron
y marcan caminos a través de su dolor.
Que marcan precedente en la expresión y en el sentir.
¿Por qué?
Porque lograron hacernos sentir su dolor.
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Es increíble cómo el dolor de mujer puede atravesar toda temporalidad,
a tal punto, que podemos sentir las mismas injusticias y pesares
del pasado como si fueran nuestro presente.
Ya sea porque las luchas siguen siendo dolorosas
en este momento o porque el
dolor es capaz de trascender generaciones.
Doler para recordar, para sanar, para comunicar.
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El dolor de mujer podemos sentirlo
aunque no lo hayamos transitado nosotras en carne propia,
nos duele como si supiéramos lo que la otra siente.
Como si en la sangre sintieramos el dolor de los abortos de Frida Khalo.
Como si en las entrañas sintiéramos la
ausencia de las mujeres asesinadas y olvidadas,
en la obra “zapatos rojos” de Elina Chauvet.
Como si en la piel pudiéramos sentir el pesar de todas.
En esta galería podremos observar una selección de obras
que, personalmente, fueron sentidas como dolorosas.
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“Bordamos a nuestros nietos” – Colectivo Bordamos por la paz (Córdoba) – 24 de marzo 2014 / @bordamosxlapazcba
Del dolor en la búsqueda del recuerdo y permanencia en nuestra memoria, salen las
tramas, tejidos y palabras, bordadas sobre esos pañuelos que vuelan en las calles para que
no olvidemos ni perdonemos.
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“Zapatos rojos” – Elina Chauvet – Instalación en espacio público – (2009 – En proceso) @elinachauvet
La ausencia en su máximo esplendor. La artista las siente y las hace estar presentes. A ellas, que ya no están, a quienes les quitaron la vida. Y por ellas, que ya no podrán caminar por esas calles y veredas.
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“La humillada” – Cristina Flores – Serie de foto-bordados que hacen referencia al caso de las esterilizaciones forzadas en Perú – (2016) @cristina.flores.pescoran
.¿Qué es más doloroso que no poder decidir sobre tu propio cuerpo?
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“Tríptico del aborto” – Paula Rego – (1998) @paularegostudio
“¿Cómo no caer en el pozo de la locura cuando las mujeres, al lado tuyo, continúan abortando en la clandestinidad, a metros de la muerte?” ¿El dolor de las otras es más fuerte cuando lo vivimos en carne propia? Paula Rego se retrata a ella y a ellas, todas partes de una.
Retratos de mujeres abortando, abortando en la clandestinidad, en la precariedad, solas. Obras donde se siente que el dolor es inmenso, pero en el fondo de las miradas observamos que ella también siente y sabe el poder que tenemos.
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“Piedad” – Bozica Radjenovic – Performance + fotografía – (2013) @bozica_radjenovic
A veces el dolor se siente y no se puede expresar, con esta obra siento algo similar. Sólo la siento. No la puedo explicar.
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“Después (Vagina II)” – annegret-soltau – Recorte de fotografía 120 x 107 cm / – (1978) @annegretsoltauofficial
Menstruantes, gestantes y parturientas podemos ser. No he vivido un parto pero ella me hizo sentir escalofríos con su obra. Relata mediante sus imágenes el después de su parto, un después tan desgarrador como los sistemas médicos que nos cortan en pedazos.
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“Ritmo 0 ” – Marina Abramovich – Performance realizada en el Estudio Morra de Nápoles – (1974) @abramovicperformance
Según ella, para que un artista sea bueno debe tener una vida de sufrimiento, porque sólo así llega la verdadera inspiración. Marina Abramovich con su poderosa performance, pone en juego mi fe en la humanidad. Esta obra además de ser un punto de quiebre en la historia de la performance, demuestra al mundo, a través del arte, cómo en un instante podemos dejar de ser personas con derechos y convertirnos en objetos disponibles para la crueldad de otros.
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“Henry Ford Hospital o La cama volando, mi cuerpo desnudo en “Gringolandia” – Frida Kahlo – Óleo (30,5 × 38 cm.) – (1932)
Ella comparte todo de su ser a través de sus pinturas, compartiendo sus dolores, sus procesos, sus vistas y sus imaginaciones. Mirando sus obras podemos saber un poco cuán espeluznante fue ese momento y hasta qué objeto fijó en su memoria del espacio que habitó.
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“Las madres” – Käthe Kollwitz – Serie de litografías en tinta, carboncillo y lápiz – (1918)
Su obra es lejana en tiempo y lugar, pero cercana en dolor y compasión. Se hace imposible no sentir en las entrañas las miradas de esas mujeres llenas de miedo, la desolación de esas infancias privadas de un futuro y presente en paz. En sus obras podemos sentir el dolor que ella expresaba en cada línea trazada. Conociendo con ella y por ella, el dolor de la guerra.
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Aprendo que el dolor es tan parte de nosotras,
como lo es el amor,
el poder,
el placer.
Hoy decidí habitar mi dolor y el de otras, para comunicar y sanar.
Espero que a ustedes les ayude tanto como a mi.
Luisina Schulmeister @luisina.schulmeister