La Mother

Por: Ezequiel Epifanio

Conocí a Martina Carfagnini en IUPA cuando los dos éramos coordinadores de departamento, ella de Arte Dramático y yo de Artes Audiovisuales. Compartimos algún que otro mate, varias reuniones de trabajo y nada más. Ella era tan agradable y tenía tan linda energía que me parecía que la conocía desde hace tiempo. Sin embargo, no, no la conocía tanto.

Hace algún tiempo, me dijo que estrenaba una obra, se llamaba La Mother y además de haberla escrito,  la actuaba. Me gusta cuando conocidos y amigos estrenan, editan, presentan, exponen, hacen. Siento que los veo desde otra perspectiva y me dan ganas de hacerlo. Conocer el arte después que a la persona no es algo común, lo normal es conocer obra y después artista. Además creo que siempre es importante apoyar el arte local, si no nos apoyamos nosotros, nos devoran los de afuera y los de más afuera.

Intenté ir a ver la obra, fui sin reserva y no conseguí entrada. Meses después la repuso en otro lugar y agradecí no haber entrado la primera vez ya que gracias a eso conocí la sala Felisa Camú, de Roca. Un cálido  espacio de extraña distribución creado por la gran artista y referente mapuche Luisa Calcumil. 

El título de la obra, La Mother, me decía algo, pero a mi me gusta ver las obras y las películas sin saber nada de ellas. Así fui a la función, y esta vez, no siempre es así, me sorprendí para bien. Con La Mother sentí olores, sentí el frío cordillerano por más que estábamos en diciembre, me trasladé a un lugar tan real como onírico, tan biográfico como soñado. Conocí a la mamá de Marti que ya había partido hace un tiempo, su vida su lucha, su tozudez, sus deseos, sus carácter. También una época difícil en un lugar, difícil, en una  sociedad difícil. Pero sobre todo, la vi a Martina. La conocí desarmada, desgarrada, la vi secándose al sol después de limpiarse en el agua más pura. ¡Qué lindo es ver a artistas entregándose así! 

Como dice un amigo, si la obra o la peli pasa “la milanesa” es que es buena. Se refiere a que si cuando vas a comer después de verla, seguís hablando de eso, valió la pena. Vi La Mother con un amigo y pasamos toda la cena hablando de la obra. 

Pero no solo pasó la milanesa, pasó también las noches siguientes. Días después, mientras me seguían cayendo fichas, indagué y llegué a lo que es un biodrama, este término creado por la directora Vivi Tellas, que basa las obras en la vida de las personas. Martina lo hizo con la de su madre, pero a través de eso describió mucho más, como ya dije, lugares, épocas, ideas, almas, sensaciones.

Tuve la suerte de ver una función especial. Ese día veía la obra por primera vez el papá de Martina, por supuesto protagonista de la biografía que despertó La Mother. Emoción en el escenario, emoción en primera fila y emoción en cada butaca. 

Ayer me crucé a Marti y me contó que su papá había muerto hace un mes. Me salió darle un abrazo, abrazo que no hubiera sido tan sentido si no hubiera visto La Mother. Con La Mother conocí un género teatral que me cautivó, el biodrama. Qué prueba más que ese abrazo que ese género nos acercó, que  el teatro y el arte nos acercaron. 

Conocí a Martina en IUPA cuando los dos éramos coordinadores de departamentos, ahora que vi La Mother conozco a Martina.

Ezequiel Epifanio @ezeepifanio