Acto Fallido

Por: Mariana Calcumil

Antes de comenzar, vale aclarar que quien escribe guarda una afectiva relación no solo con el autor Gastón Krahulec, amigo de aventuras, sino particularmente con su obra ¨Acto Fallido¨, que lleva el título del libro.

¡Podés escuchar la nota acá!

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Digo, para que lxs lectorxs no esperen objetividad ni exacerbada crítica literaria, pues por sobretodo, escribe una actriz.

En primer lugar, estos textos dramáticos no son solo textos, son guía de un trayecto que cobra sentido en el cuerpo, por eso hacemos y escribimos Teatro. Imaginando esas palabras, situaciones, tensiones dramáticas en y desde el cuerpo.

Gastón tiene eso muy claro y lo sabe. Por eso elige las palabras con mucha potencia lúdica y expresiva. Son palabras, sonidos precisos, son diálogos que impulsan a la acción y creación de imágenes. Sencillamente, dan ganas de actuarlos.

En segundo lugar, hay una inteligencia en la observación, en la imaginación de situaciones y en su traducción a la escritura dramática desde un punto de vista cómico, irónico, paródico, y hasta de humor negro -humores presentes en toda la antología: Acto Fallido, Ahora Agatha y Tupperware-.

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Nos permite reírnos de la desgracia ajena así como de la propia miseria y estupidez humana, que sabemos, seguimos superándonos. Y la risa siempre es liberadora, nos aleja de lo moral y políticamente correcto para permitirnos reflexionar y mirar críticamente lo que somos, lo que hacemos, nuestros miedos y obsesiones.

En las tres obras hay componentes que las hacen atractivas, por mencionar solo algunos: la sorpresa, las torpezas y ridiculeces de los personajes, los guiños a los lectores-espectadores que generan complicidad, la invención de las palabras.

Gastón se desnuda en sus obras desde el humor. Y todo lo mencionado se agradece infinitamente, pues no hay acto más generoso que desnudarse por completo en lo que uno hace.

Por último, quisiera agregar como observación, que tanto Acto Fallido como Ahora Agatha son escrituras que dejan entrever el juego dinámico entre la escena y la escritura, que coloca a quien escribe en un constante viaje de roles: actor, director, dramaturgo, espectador. Algo que caracteriza y evidencia la práctica de lxs hacedorxs independientes, por ejemplo, en Ahora Agatha se puede leer en las didascálicas, en como el actor-autor se da indicaciones a sí mismo, lo que resulta muy simpático.

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En Tupperware aparece una escritura más “de escritorio”, que juega desde la elucubración de los procedimientos escénicos, entradas y salidas, cambios de espacios, anécdotas y vivencias individuales y en común de sus personajes. Tales procedimientos, dan cuenta de una historia y sucesos pasados que desencadenan lo que se narra.

Lxs invito a adentrarse en el universo poético que nos propone Gastón y a divertirse, ahora que “el encuentro se está devaluando”, descubriendo las tramas de estos personajes carnívoros, antes de que acontezca el rompimiento de la represa de El Chocón y nos quedemos como Agatha mirando todo desde arriba. Porque además “si no podemos en cuerpo nunca sabremos lo que pudo haber sucedido”. ¡A leer el libro y apoyar lxs artistas regionales!

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