A mediados de 2020, cerramos las puertas por esta pandemia que nos obligó a recluírnos en nuestras casas.
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Y el teatro quedó en silencio, privado de los sonidos, las risas, los colores. Hasta mayo de 2021, el teatro permaneció carente de todo tipo de arte, y de las voces de los niños que asistían a los talleres o presentaciones infantiles. No hubo música, ni voces cantando, acordes de guitarras, tampoco se escucharon narradores. Las paredes no vieron teatro, expresión corporal, ni debates en seminarios. Trece meses de ausencias artísticas en la sala Ely Romero.
¿Qué pensaría Ely? ¿Que la habíamos abandonado?
¿Qué quién es Ely? Estoy hablando de El Teatro de la Estación. Disculpen, escribo y creo que todos conocen la historia del teatro.
El 9 de marzo de 2013 se inauguró la sala con el nombre de una quien fuera una gran gestora cultural para esta Asociación Cultural Teatro de la Estación, Ely Romero.
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Ely era actriz, activista de los derechos de la mujer. Por el año 2005 la comisión le ofreció el espacio para sus actividades, para su grupo de teatro. Tenía un grupo de mujeres que sufrieron violencia de género, y a través del arte ayudaba a sanar esas heridas que quedaban en el alma.
Ely fue una mujer increíble -aunque no tuve el gusto de conocerla-. Quienes sí la conocieron y trabajaron con ella admiraban su fortaleza, sus ideales, su convicción. Llegó a ser presidenta de la asociación cultural Teatro de la Estación, y participó activamente hasta que decidió dejarnos en el 2013 y llevar su arte a un plano más astral.
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¿Y cómo este espacio llegó a ser el Teatro de la Estación?
La Asociación se conforma debido a que los espacios abandonados podían ser utilizados para actividades artísticas. Y así fue que un grupo de personas con ansias de desarrollar las actividades culturales, pusieron en marcha la vieja estación de tren de nuestra localidad. Y en el 2002, se crea la comisión El Teatro de la Estación como asociación cultural.
Hoy pienso lo feliz que estaría Ely con el espacio, con cómo se fue trabajando para el desarrollo cultural: se pintó, se arregló, se trató de mantener lo edilicio. Si bien, se sabe que es un espacio cedido, y que el municipio tiene a cargo arreglos del inmueble, estos no se concretarían sin este grupo de personas que trabajan sin esperar retribución económica, a quienes sólo vasta la retribución de la sociedad al acercarse al espacio, conocerlo y querer ser parte de esta asociación cultural.
En tiempos de crisis, como el que acontece con esta pandemia, los artistas que dependen de su arte económicamente saben lo difícil que es subsistir. Por eso es importante enterar que hoy tenemos la alegría de que la sala Ely Romero cuenta con obras teatrales apoyadas por Instituto Nacional del Teatro (INT). Esto se debe al plan Reactivar Salas, que ha permitido al teatro convocar artistas locales para volver a las tablas y demostrarnos que el arte subsiste y sigue presente en Fiske Menuco -Gral.Roca- y en el Teatro de la Estación.
Cuando vean luz, los invito a pasar por el teatro, a conocerlo, y a sentir que pueden ser parte de esta pequeña historia de pertenencia, de amor, ya que consideramos que el arte puede curar, sanar las heridas.
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