
Sobre el III Encuentro Interdisciplinario de Artes.
_ /estado de cosas/
Dos grupos de intérpretes articulando sonidos en instrumentos construidos especialmente para la ocasión, avanzan, se aproximan hacia un centro desde diferentes puntos alejados de los pasillos de la institución hasta unirse en un estallido, inicio del encuentro. Un grupo de personas, compuesto por gente de la casa e invitadas externas, se convocan en un aula a intercambiar saberes instituidos ajenos a la academia; bordan, tejen, remiendan y desde luego, charlan. Un grupo de estudiantes, guiadas por tres docentes, durante cuatro jornadas se entregan al desafío de diseñar una huerta y un gallinero, más tarde comprenderán que en concreto, lo que estaban llevando adelante era ni más ni menos que los pasos básicos que constituyen una investigación creación. Otro grupo de estudiantes, durante las siestas, se aboca a comprender cómo hacer sonar de diferentes formas sillas y papeles, luego, pasada la experiencia componen y realizan un concierto. Durante las mañanas, otro grupo más de estudiantes, construye escena luego de experimentar la potencia sensible que habita en los objetos que nos son cercanos. Montamos un cine; una serie de propuestas externas, creadas y enviadas específicamente a tal fin, son proyectadas en dos jornadas durante el encuentro. Obras invitadas fueron montadas en espacios independientes; para tal articulación, salieron transportes desde la institución que permitieron a lxs alumnxs presenciar el acontecimiento. Al mismo tiempo, durante las noches, tres grupos de creadorxs entramadxs abren sus procesos, de más de ocho meses de trabajo, interviniendo pasillos y aulas de la institución. Último día de esta intensa semana, el aula 51, el hall y la entrada de Gelonch, de forma articulada, se transforman en una cocina comunitaria de la cual, producto de la colaboración de todxs quienes decidieron participar, surgieron las empanadas con las que celebramos el cierre de la experiencia.
De qué forma podríamos articular una relación, una conexión entre estos hechos descriptos anteriormente, algunos, si se quiere, extraños a la institución, y lo que supuestamente le es propio al ámbito académico. Nos interesa preguntar, qué potencia, pertinencia o no existe en ellos. Seguimos.
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_ /el encuentro/
La tercera edición del Encuentro Interdisciplinario de Artes se vivió como un verdadero laboratorio expandido, con performances, talleres, seminarios, proyecciones y encuentros que se desplegaron dentro y fuera de la institución. Lo que allí sucedió excede cualquier resumen. Para quien quiera recorrer en detalle la experiencia, se puede ver aquí: https://iupa.edu.ar/ya-se-prepara-la-tercera-edicion-del-encuentro-interdisciplinario-de-artes/
Lo que queda en claro, más allá de la programación, es que se trató de una práctica compartida, de poner el cuerpo. Lo cierto es que todo esto fue posible por la activa participación de la comunidad. Esa disponibilidad, más que la suma de actividades, es lo que sostiene el encuentro
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_ /conclusiones que no son tal/
Ensayando una posible respuesta a los cuestionamientos que planteamos al inicio de esta editorial, podemos arriesgar que estas acciones no solo, al modo de las ediciones anteriores del encuentro, buscan sintonizar con la contemporaneidad y las múltiples formas de expresión en curso hoy, sino también, son formas alternativas, necesarias y urgentes de articular pensamiento, de generar debate, de postular críticas, de fabular relaciones allí donde aparentemente no las hay, de reconocer la generación de conocimiento en los procesos, de admitir diferencias, de tornar legible para la academia experiencias y conocimientos externos, de comprender que es posible componer con otrxs, de desnaturalizar lo dado.
Más concretamente, se trata de ver de frente el problema en lugar de correr la mirada.
Significativamente y no por casualidad, todo lo enumerado le es propio, o debería serlo, a la alta casa de estudios; es algo intrínsecamente constitutivo de los principios de la institución universitaria.
El contexto, en sentido amplio, siendo que la idea, al menos en el caso tanto de “TRAMA” como del “Encuentro Interdisciplinario” es construir comunidad, obliga a multiplicar estas prácticas. Crearlas, diseñarlas, darles lugar, difundirlas, compartirlas, propiciar el espacio y el tiempo de realización, reconocer los hallazgos, admitir tanto los aciertos como los errores, ambos construyen, alejarse del dañino exitismo, huir del afán de productividad, apostar por lo inútil, replicar los acontecimientos que nos atraviesan, que nos conmueven, que nos unen, que nos hacen mejores artistas y personas.
La experiencia, luego de tres ediciones, nos demuestra que los resultados exceden por lejos lo posible, lo imaginado y eso ya es un hallazgo enormemente satisfactorio.
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_ /arte como prótesis/
Habilitar pensar una parte de la instancia creativa contemporánea en analogía a la idea de prótesis.
Una gran parte de la actividad creativa contemporánea, inmaterial, efímera, vinculada decididamente a la experiencia al acontecimiento, parece indicar la existencia de un imperativo por rescatar y actualizar ciertas prácticas humanas sensibles más cercanas al orden de lo analógico, por cierto, en vías de desaparecer.
Poner por delante, entre medio, insertar, mediar, reconectar, instalar una asistencia, momentánea o perenne según el caso, colaborar una restauración, presentar un nexo, un salvoconducto, articular la refamiliarización de partes desconectadas, actualizar una vinculación extraviada, ensayar un rescate. En tanto esto, es preciso comprender una pérdida a recuperar, un lazo o articulación antes existente sistemáticamente empobrecido; la percepción atrofiada.
Al interior mismo de la modernidad y de allí hasta lo que comprendemos como nuestro presente, ha habido un número importante de manifestaciones, de una lucidez intempestiva, que han dado cuenta de esta carencia. Déficit de lo comunitario, disminución de experiencias sensibles, empobrecimiento en los vínculos afectivos, alejamiento de los contactos, de las charlas, de la escucha, del mirarse a los ojos, del tocarse, en pocas palabras, una atrofia de la dimensión perceptiva. Cabe aclarar que se trata en lo más mínimo de un romanticismo. Podemos arriesgar que consiste en prácticas, si se quiere, más ligadas a lo relacional, al encuentro sensible, a experimentar un grado de cercanía específicamente situado aparente y gradualmente desarticulado.
En el caso puntual del evento del que hablamos, lo común, lo colectivo, la diferencia, constituye la materialidad de dicha experiencia. Especulamos que se articula una afectación en las partes que entran en contacto. Consiste en pensar que ese rescate del que hablamos interpele y accione sobre nuestro presente; que torne en performativo. Lograr un relámpago, una interrupción de la linealidad implica desactivar la instancia contemplativa, por excelencia, la instancia habitual de acceso a la experiencia estética. Se debe propiciar cercanía, proximidad, vinculación; está íntimamente relacionado con la percepción.
Acceder a experiencias sensibles como sistemática de actualización de la potencia erótica.
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_ /posible cierre/
Esta semana, como cada año, se instala como un corte de la habitualidad; un espacio expandido, un tiempo fuera del tiempo. Nos interesa seguir profundizando sobre las resonancias que esa suspensión provoca. Esto, que se da al modo de una anomalía en medio del discurrir lineal del tiempo, provoca extrañamiento al tiempo que contagio, y por sobre todo, alegría.
Este rescate de lo sensible, situado, en contexto y evidentemente urgente, es aún más pertinente en un espacio en donde lo que circula, lo que se respira es arte.
Reivindicar lo sensible como la materia imprescindible, o si no qué?!
Lograr conmover es político.
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