Poné Piazzolla. La canción que quieras. Cerrá los ojos y escuchá. ¿Cuántos sentimientos se te presentan? ¿Cuántas imágenes se te vienen a la cabeza? Ahora imaginate si fuera al revés, si se le dan imágenes a este genio para que les ponga música. Por suerte, esto no es necesario imaginarlo, lo podemos disfrutar.
Astor Piazzolla compuso entre 1947 y 1987 la música de 44 películas. Además, el aporte del bandoneonista al cine es mayor, varias de las 750 obras que compuso durante sus 71 años de vida se usaron para musicalizar películas sin la intervención de él. O sea, se usaron sus composiciones, pero no fueron creadas para esas películas.
Antes de meternos en las bandas sonoras compuestas por Piazzolla, a modo de anécdota, podemos conocer la primera intervención del marplatense en el cine. La Paramount había decidido apostar por el mercado latinoamericano y había firmado un importante contrato con Carlos Gardel, quien se encontraba en la cima de su carrera. En 1935 se estrena El día que me quieras, una de las películas más conocidas y exitosas de las que actuó Gardel y guionó Alfredo Le Pera. La cuestión que nos incumbe de este musical es que en una escena un niño personificando a una canillita gritaba “diario, diario”. Este niño era quien luego revolucionaría el tango, el propio Astor Piazzolla.
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Gardel y Piazzolla tenían una relación amistosa por más que el bandoneonista fuera un niño. Coincidieron en Nueva York. Piazzolla vivía allí y Gardel se hospedaba en la ciudad por cuestiones
laborales. El niño Astor ayudaba al consagrado músico con los mandados y la comunicación en inglés. Piazzolla tocaba el bandoneón desde los 11 años y a los 13 el zorzal lo invitó a una gira por latinoamérica. El padre del niño y el sindicato de músicos de Nueva York se negaron a autorizarlo. Menos mal. Esa gira fue en la que Gardel y varios de sus músicos perdieron la vida en un accidente aéreo. ¡Lo que nos hubiéramos perdido!
Ahora sí, la primera experiencia de Astor Piazzolla en composición musical para una película es en Con los mismos colores (1949), dirigida por Carlos Torre Ríos. Oración aparte para Torre Ríos, con el fin de contar que era el hermano de Leopoldo Torre Ríos y tío de Leopoldo Torre Nilson, dos de los directores más influyentes en nuestra cinematografía. La película es una comedia que cuenta la historia de tres pibes de barrio que llegan a triunfar en el fútbol profesional. Un dato de color es la participación de Alfredo Di Setfano.
La segunda experiencia en la composición de bandas sonoras fue con el mismo director al año siguiente. Piazzolla compuso la música para Bólidos de acero (1950).
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Hasta la década del 50, en el cine argentino no se le daba mayor importancia a la música de las películas. Los problemas técnicos eran las principal causa de esta falencia. Por supuesto no era ni la falta de talentos, ni el desinterés. De hecho, algunos músicos se formaron en el exterior con el fin de encontrar soluciones para esta falla. Entre ellos, Piazzolla y Lalo Schiffrin.
Durante esa década Astor Piazzolla trabajó con varios directores argentinos. Se estaba gestando lo que en los sesentas sería “el nuevo cine argentino” y Piazzolla de alguna manera formó parte de este impulso inicial. Quizás, lo más significativo sea la composición para siete películas de Fernando Ayala.
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Durante esta década, las composiciones fueron en su mayoría de tipo orquestal. Sin embargo, los expertos encuentran un hito en la carrera de Piazzolla. En la película de Enrique Cahen Salaberry Sucedió en Buenos Aires (1954), el músico imprime su sello y, según los entendidos, aparece alguna anticipación de lo que luego sería una de sus obras más reconocidas: Adiós Nonino, compuesta en 1959 en un estado de tristeza causado por la reciente muerte de su padre.
La década siguiente es la que marca la entrada de Piazzolla al cine internacional. Comienza con algunas co-producciones hispano-argentinas como Las locas del conventillo (1965) de Fernando Ayala o Las pirañas (1967) del español Luis Belanga. Estás películas son el inició de un grandioso camino en el que trabajará con varios directores de renombre.
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Sin embargo, antes de meternos en esa época, vale la pena destacar el trabajo de Piazzolla en la película experimental del pintor Uruguayo Carlos Paez Vilaró, Pulsación (1969). Ambos artistas tenían una gran amistad de la cual son testigos algunas cartas que sobreviven en manos de la familia uruguaya. Piazzolla admiraba tanto a Paez Vilaró que lo llamaba “el mago”.
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La década del 70 fue la que lo lanzó definitivamente al mundo como compositor de música de películas. Mantuvo su trabajo en América en películas brasileras, chilenas y por supuesto, argentinas; pero empezó a trabajar mucho en películas europeas. Dos de las más importantes de esta parte de su carrera son Lumiere (1976) de Jean Moreau y Excelentísimos cadáveres (1976) de Francesco Rosi.
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Se despidió de la composición musical para cine de la mejor manera, se juntó con otro revolucionario. Piazzolla había causado una revolución en el tango y Pino Solanas lo había hecho en el cine. Durante la década del 60, el director cinematográfico había fundado el grupo Cine Liberación, con el que había hecho el ensayo cinematográfico La Hora de los Hornos (1968), un collage de imágenes y reflexiones que buscaba despertar la conciencia de la sociedad ante el imperialismo y la vasta desigualdad. Estos dos genios coincidieron en Tango, el exilio de Gardel (1985) y en Sur (1987).
Ambas películas dirigidas por Solanas hablan del exilio. La primera, sobre el de las personas afuera del país, y la segunda, sobre un exilio más interno. El exilio, el mismo exilio que nos dejó con las ganas de una joya. En la década del 70, Piazzolla y Solanas se habían propuesto trabajar en una película que se iba a llamar Adiós Nonino, pero durante la dictadura militar Pino Solanas tuvo que abandonar el país y el proyecto quedó trunco.
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Sería injusto quedarnos en ese lamento. Piazzolla nos dejó su música en 44 películas y muchas de esas bandas sonoras fueron editadas por sellos discográficos. El cine, el gran viajero nos sigue haciendo viajar. Piazzolla, fuera y dentro de la películas, también.
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