¿A qué edad te fuiste de tu casa?

.

.

.

Yo me fui cuando tenía 17 años.

Desde entonces

todos los meses

pago mi libertad condicional.

* 

Me gusta mucho ese epígrafe de un libro de Barthes:

“La única pasión de mi vida ha sido el miedo”.

Los que alquilamos sabemos lo que eso significa. 

Ninguno de mis amigos 

es dueño de un techo.

Por momentos creo 

que es lo único que nos une. 

A veces con mi novia 

cuando queremos causarnos

un profundo dolor

nos detenemos en alguna inmobiliaria. 

Un cuento maravilloso

no tiene hadas ni dragones ni castillos encantados. 

Para mí un cuento maravilloso

es una persona que te cuenta

que se compró una casa.

.

.

*

Si querés que te de un ACV

andá a un banco 

y pedí que te expliquen qué necesitás 

para que te den un crédito hipotecario.

Voy a armar un grupo de apoyo

para las personas que sufren una angustia enorme 

porque saben que nunca les va alcanzar

para comprarse una casa.

Cada vez que veo

un cartel que dice “se vende”

tengo la mala costumbre de llamar y preguntar el precio.

Es mi propia manera de practicar sadomasoquismo. 

*

Cuando nos suben el alquiler 

dejamos de tener sexo por un buen tiempo.

Después vuelve todo a la normalidad.

Parece una reconciliación.

Y en algún sentido lo es.

Comprar un terreno y empezar a construir

y vivir el chamuyo ese que dice

“terminar una casa te lleva toda la vida”

no es una opción.

Construir en el fondo

o arriba de la casa de tus suegros

tampoco es una opción.

*

Hay una palabra que no sé qué significa:

herencia. 

Peor es vivir con los padres.

.

.