Sorpresa en los sonidos

Por: Ezequiel Epifanio

ENTREVISTA A MELISA FUNES

¿Cómo es volver a escuchar,
o hacerlo por primera vez?

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Una vez mientras navegaba por la red social del pajarito, encontré un tweet que compilaba testimonios de personas que escuchaban por primera vez. Nunca averigüé si eso que había leído era algo serio o un delirio de alguien que se puso a imaginar qué pasaba cuando a un cerebro le llegaban por primera vez señales que son interpretadas como sonidos.  

Con el tiempo el tema volvió a mi cabeza y me puse a investigar cómo es el proceso para que una persona vuelva a escuchar o escuche por primera vez y qué le pasa a esas personas cuando lo logran.

Para eso, desde Árida contactamos a Melisa Funes, Licenciada en Fonoaudiología de la Universidad Nacional de Córdoba. Ella hizo su tesis orientada a pacientes usuarios de implante coclear. En Providus, el consultorio que tiene junto a su madre y su primo, cuentan con una parte de integración escolar y otra de rehabilitación, ambos orientadas a personas con discapacidad y en gran medida auditiva.

Si bien hay otras opciones y todo depende de la causa, el implante coclear es una de las formas para que una persona recupere o adquiera el sentido de la escucha. Melisa explica el proceso y las consecuencias del implante.

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¿Qué es un implante coclear?

Es un dispositivo de ayuda auditiva electrónico que se implanta dentro del oído y lo que hace es codificar una señal acústica y transformarla en una señal eléctrica. A diferencia de un audífono, que es algo que amplifica los sonidos, el implante coclear los codifica. Por eso es tan provechoso, porque hay hipoacusias en que hay frecuencias que se pierden y que con un audífono no se pueden recuperar. El implante coclear tampoco los recupera, no es la cura de la hipoacusia o de la sordera, sino que es un dispositivo para poder escuchar. 

Los usuarios de estos dispositivos pueden ser niños que nacieron sin poder escuchar, pueden ser personas adultas e inclusive personas de la tercera edad.

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¿Qué trabajo realizan ustedes sobre eso? 

Nuestro trabajo como terapeutas estimuladoras auditivas de pacientes pos implante coclear, es muy amplio y va a estar especificado según cada paciente (edad, patología, contexto social, etc.).

Con los niños que nacieron con sordera, el objetivo va a ser que el niño acceda al lenguaje a través de la audición como cualquier normaoyente. Todos nosotros sabemos hablar porque escuchamos, la manera natural de acceder al lenguaje es a través de la audición. 

En el caso de pacientes que acceden a un implante coclear de una manera más tardía, por ejemplo, que a los diez u once años acceden a estar insertos en el mundo sonoro, no podemos pretender que ese paciente acceda a un lenguaje verbal cuando ya tiene a otra modalidad de comunicación como por ejemplo el lenguaje de señas o algún método aumentativo o alternativo. En ese caso, como terapeutas, nuestro objetivo es que esa persona esté inserta en ese mundo auditivo, que pueda responder el nombre, que pueda tener un alerta auditivo permanente, que le sirva para cruzar la calle, responder a un timbre o a un despertador, pero no que acceda al lenguaje de manera natural.

En el caso de los adultos que han sido normaoyentes en algún momento de su vida y por alguna razón han perdido su audición y son implantados, para restaurar este sentido, la terapia va a estar orientada a que haya una acomodación en lo que son los parámetros acústicos con esta nueva codificación, “este sonido que antes escuchabas así, ahora lo escuchas así”. Necesitamos esta readecuación del cerebro en rehabilitación, para que este sonido nuevo que escuchamos pueda tener un significado.

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¿Debe ser muy variable, pero cómo reaccionan normalmente las personas que escuchan por primera vez?

Hay niños que reaccionan de una manera muy sorprendente. Aún no pueden verbalizar lo que les pasa, pero hay otras maneras de comunicación como los gestos o las miradas, que dan mucha información a la hora de encender un implante coclear. Por lo general cuando uno enciende el procesador por primera vez, lo hace de una forma muy respetuosa y se van pasando sonidos de mínima intensidad. Se hace de manera muy progresiva, después de la operación se van haciendo calibraciones.

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¿Y alguien que vuelve a escuchar?

Las experiencias son totalmente distintas de acuerdo a cada persona y a las expectativas que tengan. Hay adultos que responden muy favorablemente a esta vuelta al mundo sonoro y hay adultos que no tanto, que tenían expectativas de escuchar con otra calidad y este es un sonido metálico, electrónico al cual también se tienen que acostumbrar.

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¿Qué diferencia encuentran entre estas experiencias en los/as niños/as y los/as adultos/as?

La experiencia en niños y en adultos es distinta. En los adultos está muy relacionada con las expectativas que tenían, con los recuerdos auditivos, tienen con qué comparar. Los adultos refieren que sienten un sonido metálico, que la voz pierde la calidad sonora y que se escucha como un robot. Por ahí se frustran un poco al saber que están de cierta forma recuperando la audición, que en verdad no es recuperar la audición sino volver a escuchar, pero escuchan distinto. Algunos están muy contentos con el solo hecho de volver a escuchar y otros están frustrados porque no escuchan como escuchaban antes. 

En los niños es totalmente distinto porque son nuevas experiencias, se sorprenden con sonidos que nunca antes habían escuchado. Es como que esta forma de escucha artificial o mecánica termina siendo para ellos una forma natural de escuchar.

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No es solo recuperar u obtener el sentido de la escucha, ¿qué más pasa en las personas? 

No es solo recuperar la posibilidad de escuchar. El volver a escuchar en los adultos da la posibilidad de volver a estar inserto en el mundo sonoro, de volver a estar inserto en algunas cuestiones sociales. Se recuperan un montón de habilidades sociales, se recuperan diálogos, se recupera comunicación. Por supuesto que esta comunicación siempre es adaptada. Muchas veces los adultos al perder la audición y al hacer tanto esfuerzo para entender en reuniones sociales y para no quedar como el que no escucha, el que no entiende, el que siempre hay que repetirle, tienden por ahí a convertirse en personas introvertidas, a no disfrutar de los encuentros sociales. Pero está bueno porque no solamente se modifica esto de acceder a escuchar una canción, una película o escuchar cuando un hijo te habla, sino porque se empieza a recuperar la sociabilización. Ahí hay tips que se trabajan en relación a esto de cómo sentarse, qué hacer cuando uno va manejando, etc. El tema de la lectura labial para los adultos siempre es un buen complemento para ir perfeccionando la comunicación.

A mi criterio, en los niños es mucho más significativo, porque la posibilidad de acceder a escuchar te da la posibilidad de acceder a tener lenguaje, la posibilidad de poder hablar y la posibilidad de que la modalidad de comunicación sean las palabras, sea el lenguaje verbal. Esto en la historia, en la vida de un niño determina un montón de cosas. Determina la escolaridad, si va a ir a una escuela común o a una escuela bilingüe, determina amistades, determina los círculos sociales.

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¿Podés contar algunas anécdotas sobre las personas que reciben el implante? 

La clásica anécdota de estos niños es esta posibilidad de “no te quiero escuchar más”. Me ha pasado con los niñitos chicos que te miran fijo, se sacan los procesadores y los dejan arriba de la mesa. Eso es algo que suelen hacer y por momentos es gracioso y hasta envidiable.

También recuerdo niños muy sorprendidos con la aguja del reloj, nunca imaginaron que hacía ruido. 

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Otros testimonios

Hicimos lo mismo que el hilo de Twitter que inspiró esta nota y compilamos algunos testimonios. 

“Cuando conseguí mi implante, no me di cuenta de lo ruidoso que puede ser el orinar”.

“Pensaba que el sol hacía un ruido diferente cuando daba contra la acera o contra el césped, para terminar sorprendida por el hecho de que no hace ningún sonido”.

“Grité cuando escuché por primera vez la descarga de un inodoro”.

“Me di cuenta de lo importante que es el sonido en las películas de terror. Me gustaban antes, pero entendí que solo había experimentado la mitad de la experiencia”.

“Nunca se me ocurrió que la lluvia haría ruido. Quiero decir que esas pequeñas gotas son prácticamente ingrávidas, ¿cómo es posible que hagan ruido?!?! Me senté allí y escuché la lluvia durante horas”.

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La identidad sorda

En Argentina existe una comunidad de sordos o de hipoacúsicos muy grande. La hipoacusia es entre otras cosas una patología genética y hereditaria, entonces más allá de una patología la hipoacusia termina siendo una identidad. En Argentina existe la identidad de sordo muy marcada. Hay sordos hacen pareja con sordos y tienen hijos sordos, entonces la lengua materna, la lengua natural de un sordo, es la lengua de señas y la modalidad de comunicación va a ser esta. Tiene que ver con una familia que vienen de una identidad sorda donde el implante está mal visto. Está visto como una intervención quirúrgica muy invasiva y lo ven como no es aceptar esa identidad.

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